Hay lugares en la tierra que te dejan sin aliento, he vivido muchas cosas alrededor del mundo, pero ver una simbiosis como la que se logra ver en esta isla Sub-Antártica, no la volveré a ver en otro lugar.
Fue difícil desembarcar en esta isla debido al fuerte oleaje que azotaba, pero la tarde nos sonrió, el clima cambió, y ahí estaba, desembarcando en el paraíso, o tal vez algo similar a ello. Era tan abrumador que no sabía en qué concentrarme, me invadían sentimientos encontrados y las ganas de llorar por lo que estaba viviendo me hacían un nudo en la garganta.
El lugar donde me encontraba era Gold Harbour, y como su nombre lo dice, era oro puro, miles de pingüinos Rey interactuaban con Elefantes Marinos, Focas y aves, todos viviendo en un equilibrio casi irreal, y de fondo sus glaciales y montañas nevadas únicas.
Era muy abrumador, tanto así que tenías que concentrarte en algo para lograr fotografiar bien las especies, era como querer tomarle fotos a todo, porque todo impresionaba.
Los pingüinos no se inmutan con la presencia de los humanos, no nos ven como una amenaza, por ende podíamos estar muy cerca de ellos y lograr retratos interesantes.
Más irreal aún fue llegar a Salisbury Plain y ver cientos de miles de parejas de Pingüinos Rey, ver su comunicación única entre tantos ejemplares y ver la belleza de su color amarillo intenso entre grises y negros hacían de todo el momento una experiencia única en la vida.
South Georgia es sin duda la joya Sub-Antártica a la que siempre voy a querer volver, es un paraíso terrenal insuperable.
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